jueves, 10 de junio de 2010

Jugar como un niño...


Aún recuerdo cuando era pequeña, la mayoría de los que eran de mi edad disfrutábamos de ser niños jugando al aire libre y con juguetes tan sencillos, que incluso, aunque ya existía la tecnología y teníamos tetrix, nintendo y hasta computadora, no se le daba tanta importancia, y, aunque es verdad que siguen existiendo los juegos de patio, simplemente ya no es tan fácil distraer a un pequeño porque, o prefiere ver la televisión o jugar con su súper juguete sofisticado.

En la actualidad, el mundo está invadido de tanta tecnología que ha conquistado el mercado de los niños, siendo éstos el radar para conseguir que la imaginación de los diseñadores de juguetes trabaje a mil por hora, hasta conseguir que los juguetes sean la prioridad de los infantes.

Según un dato que encontré en la revista digital “Todo para su hijo”, el juguete más vendido durante el ciclo 2009-2010, es uno que lleva por nombre Zhu Zhu Mascotas, este es una mascota que tiene manierismos y personalidad propia, el objetivo de estos juguetes es que respondan como si fueran verdaderos animales, están motorizados para reaccionar a ciertos estímulos, de tal manera que pueden satisfacer al pequeño porque tiene una mascota casi real. A diferencia de mis tiempos, lo máximo a lo que yo podía aspirar era tener un tamagotchi, que finalmente, era una mascota virtual, solo que en una pantalla en blanco y negro pixelada, a la que con tres botones hacía todas las funciones para que el animalito siguiera vivo.

He tenido la oportunidad de ir al súper mercado y descubrir que los niños ya tienen más de donde escoger, por ejemplo, las Barbies, ya casi todas tienen una profesión y hasta hablan, en el caso de los nenucos, no se quedan atrás, porque lloran, hablan, caminan, gatean y hasta hacen del baño, la verdad es que aunque nací en una época donde ya existían bastantes avances, no recuerdo haber tenido tanta oportunidad a la hora de escoger un muñeco, mi nenuco más avanzado solo succionaba cuando le metías una mamila que tenía aceites blancos que fingían ser la leche y mi última Barbie la innovación que tenía, era que traía un cd con música que según esto ella cantaba, como olvidarla si ya comenzaba a tener la forma de las barbies de ahora, con rayitos en el cabello y bien rockera.

Finalmente, mis tiempos y sus tiempos siempre tendrán algo en común, lo divertido de disfrutar la niñez, sea como sea, lo que se haga o lo que se tenga, la libertad y la imaginación de cada niño es lo que hace que los momentos mágicos sean reales.



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